lunes, 8 de abril de 2013

La Oscuridad de los Luminosos



Nosotros los esotéricos (nos imaginamos camino a la luz) tenemos partes muy oscuras, muy poco trabajadas. Quienes se creen luminosos y no ven su oscuridad, están consumiendo droga. Una droga estupenda, ante el prójimo parecen alternativos siendo sostenedores de la Matrix.
Muchos esotéricos llegamos a este mundo expulsados de la Matrix, o nos incluimos en el misticismo porque aquí no existe control de calidad. Muy bien… lo malo es que no cambiamos los valores. En los ambientes espirituales no pueden reinar los valores de la Matrix. Lo oscuro es hacer reinar los valores del César en el mundo de Dios. Son -somos- los mercaderes del templo.
Nos sucede por no practicar lo que hablamos, por no conocer lo que compensamos, por no preguntarnos una y otra vez el por qué del por qué del por qué.
Hablamos mal de la aspirina pues borra el síntoma y no ataca la causa. Pero soluciona el dolor; el problema es el darse cuenta. ¿En qué se diferencia del Reiki? Si la imposición de manos, o la lectura del aura simplemente me arreglan la dificultad sin entrar en un proceso que me lleve al darme cuenta de la cuestión… se trata de otra aspirina.
La oscuridad de los esotéricos es aplicar métodos del César para llegar al ideal divino, usamos inclinaciones superiores para fines materiales, ponemos de moda sanaciones permanentes. Nos quejamos de la salud de los compatriotas, alegamos por la cantidad de farmacias… y nos llamamos sanadores. Cuando descubramos la enfermedad en nosotros nos avergonzaremos de llamarnos sanadores.
Disfrazamos el egoísmo con aparente generosidad. Pedimos abundancia, abundancia para nosotros mismos, mucha abundancia, más de la que tenemos… pero que esté en armonía con el cosmos. ¿Abundancia para mí en armonía con el cosmos? Dale un par de vueltas, veras el egoísmo es su estado más puro. Si quieres armonía con el cosmos, pídela; si el cosmos lo considera te dará abundancia.
Arrancamos del conócete a ti mismo. Una típica frase esotérica dice: “Seré feliz, arrancaré de mi espíritu todo pensamiento triste, me sentiré más alegre que nunca, no me lamentaré de nada”. Esto significa que no soy feliz, que estoy triste. ¿Por qué no lo reconocemos? ¿Por qué no voy a la causa de la infelicidad y el dolor? Porque no sé quién soy ni quiero saberlo, porque no conozco la realidad ni me interesa el aquí y ahora. Prefiero tomar una aspirina espiritual y huir del malestar.
Ante el sufrimiento escapamos como cualquier mortal, unos ven tele otros compran collares sanadores, todos soñamos con viajar. Buscamos la positividad porque vivimos en un mundo negativo y lo rechazamos, rechazamos la negatividad en nosotros.
Nos evadimos del presente, del aquí ahora con teorías irrefutables: el karma, las otras vidas, es lo qué tenía que pasar. Olvidando un principio fundamental: somos lo que somos por lo que fuimos, seremos lo que seremos por lo que somos. No hay más momento que el presente, el pasado no está afuera ni atrás, el pasado está aquí y dentro.
Oscuridad es hacer que lo que hacemos por sobrevivencia, no por evolución. Pero podemos ser sobrevivientes tratando de evolucionar. Rezando para llegar al cielo no se sale del infierno. Más vale un mínimo acto que mil decretos.