viernes, 30 de septiembre de 2011

URANO

Si Urano es la originalidad… Si Urano se trabaja y logra su complitud… Urano es el más sencillo de los planetas.
Si Urano no se trabaja y se le deja a la más libre de las espontaneidades, el ridículo nos recordará que nuestros próximos más cercanos sufrirán vergüenza ajena por nuestra culpa.
Dudo de lo espontáneo y natural. Tengo la experiencia de lo artificial.
Por esto Urano genera una dificultad mayor y trascendente: cómo hacer fácil algo natural. Pues la ordinariez acompaña a lo que no es innato.
El secreto para entender a Urano está en el aprendizaje de ser quien uno debe ser. Y uno debe ser lo que quiere ser. El deber acompaña a Urano.
Desear ser original sin aprendizaje es divertido si se tiene suerte. Abusar de la suerte es tan estúpido como creer que el Loco del tarot es una buena carta. Espontaneidad sin aprendizaje no es cultura, es miedo a la vida, es estar dormido.
Lo original, por lo tanto novedoso, nace de la experiencia. La originalidad es un resultado, no un propósito.
Vulgar es quien busca la originalidad como resultado.
Urano es distinto, porque no hay nadie igual. “Cambiamos en igualdad para crecer en la diferencia”, decía y dice mi maestro.
Si Urano no es elegante, sencillo, bello y minimalista, es cursi.
Sin inteligencia, Urano es exhibicionista.

domingo, 3 de julio de 2011

MAESTROS Y DISCÍPULOS

Supongamos que todo está en ti.
Un maestro es un ser que tiene discípulos.
Un discípulo es alguien que sigue una disciplina.
Un maestro no puede imponer disciplinas, pues sabe que todo esta en cada uno.
Un maestro no puede tener discípulos.
Un discípulo es alguien que sigue una disciplina.
Si todo está en ti… Sólo puedes seguir tu propia disciplina.
Cada uno es su maestro.
Por esto un maestro no puede tomar exámenes.
Si los toma deja de ser maestro.
Tomar exámenes es lo mismo que cobrar por adelantado: una desconfianza.

lunes, 27 de junio de 2011

MAESTROS NOMBRADORES DE NOMBRES

Hay maestros espirituales que ponen nombre a sus discípulos.
Un discípulo es quien sigue una disciplina.
Toda disciplina es para obtener la libertad de ser uno mismo.
Un maestro pone pruebas a sus discípulos.

A Dios no se le puede nombrar.
Nadie lo conoce. ¿Será un ser anónimo?
Uno nombra lo que conoce.

Al nombrar, creo lo nombrado.
Al nombrar soy un creador.
Al nombrar destino y doy realidad.

A Dios no se le puede nombrar, pues no tiene nombre.
(El que tiene nombre es el creador de una criatura.)

El dueño de algo nombra lo suyo.
Lo que yo produzco, lo nombro porque lo creo.
Nombro lo que se que será.

Por esto Dios no tiene nombre, ni puede ser nombrado.

Los falsos maestros se creen con la autoridad para elegir destinos.
Yo, con nombre ajeno, no puedo ser yo mismo.
Al aceptar un nombre, acepto que soy el invento de otro.
El camino espiritual es lo contrario.

Los maestros liberadores, al nombrar, esperan ser rechazados.
El objetivo de todo maestro es la libertad del discípulo.

Al aceptar el nombre de un maestro, lo pongo a prueba. Y él se entristece si yo no me niego, su tristeza crece aun más si yo me alegro.
El ego de mi maestro crecerá si acepto el nombre.

Cuando acepto un nombre mi maestro se vuelve mi discípulo.
Pero yo me alejo de mi esencia.

Los maestros dan libertad.
Todo maestro quiere ser rechazado.

Los que aceptan nombres son esclavos de un hombre que los quiere lejos.

sábado, 25 de junio de 2011

MARSELLA-RIDER

Cuando más grande el maestro, más difícil es seguirlo.
Cuando más grande es el naipe, más difícil es estudiarlo.

A más grande el naipe, o el maestro, mejor nos hará.

El otro día un profesional del tarot me dijo: “Prefiero el Rider al Marsella porque es más fácil y claro”.
Yo le pregunté si no le avergüenza hablar de esa manera.
Se enojó, se avergonzó.

Si te gusta un naipe porque es fácil de interpretar… seguramente tu página de inicio en Internet será: http://www.rincondelvago.com/

Es como un fotógrafo. Habla con algún profesional de la fotografía, de seguro su cámara es analógica y muy difícil de usar. Es un profesional, él saca las fotos.
Habla con un aficionado a las fotos. Tiene una máquina de fotos, no una cámara. El instrumento le saca las fotos a él.

Muchos confunden tarot con cartomancia. Son esos que no saben explicar la diferencia entre velocidad y rapidez, o entre despacio y poco a poco. Y confunden al marques de Sade con pornografía.

El Rider es cartomancia.
El Marsella es un libro de filosofía.

viernes, 6 de mayo de 2011

EXAMEN

Si en una escuela de estudios esotéricos te toman examen, te equivocaste de lugar. No es un lugar esotérico, es un lugar de continuidad de la matrix.

Sólo los policías toman examen y conceden certificados.

No confundas crecimiento personal con capacitación. Ni profesor con policía.

El tarot es subversivo, la cartomancia esclaviza.
La cartomancia necesita policias que tomen examenes y den certificados.

Los seres libres saben lo que quieren, lo que hacen y son responsables de sus actos. Por eso los seres libres no hablan de libertad ni esa palabra la recuerdan como se escribe.
El ser libre, cuando escribe la palabra libertad, lo hace con faltas de ortografía.

sábado, 30 de abril de 2011

ANALOGÍA

Para mejor entender la Filosofía Esotérica y lo que significa, es conveniente empezar describiendo el método de esta disciplina. Para interpretar el esoterismo y moverse con comodidad por sus vericuetos hay que conocer la analogía.

Es el método que usan los esotéricos para explicar y explicarse sus conocimientos, descubrimientos y experiencias. No es una doctrina, es una costumbre que ayuda a progresar el conocimiento. Por esto no es científico y pueden cometer muchos errores los engrupidos con el cuento.
La analogía habla de correspondencia, semejanza, proporción o la relación entre lo analizado. Analiza de forma paralela dos o más situaciones no relacionadas habitualmente. Así por ejemplo se analogiza al padre con Dios, y todos los atributos de Dios, se supone, son los del padre y viceversa. O se habla de dormido y despierto, comparendo estos términos de la vida cotidiana a temas de la conciencia. Se comparan sus movimientos, relacionan las cualidades, por ejemplo del sol y el bien.
Es decir, para situaciones no idénticas, se usan términos comunes, semejantes, desde algún punto de vista. Hay una propiedad intrínseca en ellos que los equipara.
Por analogía no podemos introducir en terrenos inexplorados por la experiencia. Por esto para entender a Dios este sistema es el mejor, pues nadie podrá llegar a la experiencia divina, o esa experiencia no se puede compartir.
Yo en particular creo en la bondad de los hombres, solo por analogía, aunque la experiencia me diga que esa bondad es una mentira que yo me doy a mí mismo. Si Dios es infinita bondad y nosotros sus criaturas, nosotros por analogía no podemos ser malos, ya que venimos de un ser de infinita bondad. Y siguiendo este argumento podemos llegar a la conclusión que yo soy una parte de Dios, porque en cada cosa creada hay algo de su creador. ¿Por qué no hay bondad, entonces? Esa respuesta corresponde a la reflexión particular de cada cual.

El esoterismo tiene un dogma, un artículo de fe, un postulado indiscutible, si no se acepta, todo el edificio esotérico se viene abajo.
“El Todo está en todo, y en cualquiera de sus partes. En cualquier parte del todo, está el Todo”.
El número es un pedazo de la Unidad, y en cualquier número se encuentra la totalidad de la Unidad. No se puede explicar la unidad sin el número ni el número sin la unidad.

“El Todo es el Ser Total, fuera del cual no hay nada: el Todo es inmanente en cada una de sus partes, sin lo cual el Todo no sería el Todo, puesto que estaría limitado por alguna de sus partes. Así, la parte no se distingue que según un modo ilusorio del Todo al cual ella pertenece. A partir de eso, conferirle una realidad propia, verlo independientemente del Todo que la contiene, mirarlo como una “cosa en sí” es la ilusión de las ilusiones, el error, la pérdida, la mentira, las tinieblas”. (Leído en algún escrito olvidado.)

En la vida común esto se usa mucho. Una muestra de sangre es un ejemplo de lo anterior, no es necesario sacarle toda la sangre a una persona para saber su composición, basta solo una parte, y una parte minúscula. Una encuesta es lo mismo; un grupo elegido al azar representará al todo. Lo mismo pasa con la iriología, la reflexología y otras disciplinas afines.
Muchas actividades “esotéricas” solo se pueden entender por esto de la parte y el todo. Si en cualquier parte está el todo, el todo de mi vida puede estar en la carta astral, o en las cartas de cualquier tipo, hasta puede estar en cualquier hoja de árbol que yo recoja por la calle.
¿Por qué entonces no se usan las hojas de los árboles para estudiar el todo de la persona? Simplemente porque nadie lo ha hecho de manera sistemática hasta ahora. En cambio la astrología tiene miles de años y mucha experiencia acumulada, y la hojalogía u hojamancia, no tienen cultores, aunque podrían tenerlos.

Por todo lo anterior podemos concluir: detrás de todos los fenómenos diversos de la vida, se encuentra la unidad, y todos los fenómenos son parte de una sola unidad. Por lo tanto, los fenómenos de la vida no son idénticos, son análogos. Todos los actos de todas las vidas tienen un parentesco inmediato: son parte de una misma unidad.
Mucho mejor lo explicó un poeta: “Los humanos somos lo mismo, pero no somos iguales”.

De esta ley universal se derivan otros tres postulados básicos.
1 “Lo que está arriba es como lo que está abajo”.
2 “Lo que fue es lo que será, y lo que será es como lo que es”.
3 “Lo que está aquí está allá. Lo que no está aquí no está en ninguna parte”.

Lo de arriba y abajo es un tema común y conocido por casi todos. Lo podemos traducir analógicamente diciendo: las leyes de un cosmos operando en otro. Lo de arriba se manifiesta en lo bajo. Dios se manifiesta en la tierra.
Por ejemplo. El ser humano tiene cuerpo, esto es materia y energía, como toda la materia; y también tenemos consciencia; podemos definir a la conciencia como la capacidad de darse cuenta del uso de la materia y energía. Puesto que la materia no desaparece con la muerte, solo se transforma; puesto que la energía no desaparece, solo se transforma, por lo tanto la conciencia no desaparece con la muerte, solo ser transforma, por lo tanto el ser humano es eterno e inmortal.
Esta es la típica utilización de lo que está arriba es como lo que está abajo. Si existe la ley de la conservación de la energía, debe existir la ley de la conservación de la conciencia. Por esta razón, la totalidad de lo visible, es un espejo de lo invisible.
Sobre lo que será, lo que fue y lo que es, diré como otro poeta: “Somos lo que somos por lo que fuimos, seremos lo que seremos, por lo que somos”. Esta ley tiene relación con la unidad del tiempo, todo lo que hagamos repercute en todo lo que somos y somos lo que hemos hecho. Con esta ley entendemos, solo existe el presente y resulta inútil viajar al pasado o a otras vidas para entender el momento actual. Soy lo que soy por algo que hice en el pasado, es imposible arreglar ese pasado, solo puedo arreglar mi presente; lo mismo pasa con el futuro, no saco nada con averiguarlo si no me comprometo con él en mi presente. A esto se le llama el efecto mariposa.
Con respecto a lo que está aquí y no está allá, se entiende cuando experimentamos un encuentro, sólo encontramos lo que tenemos, encontrar (descubrir) es un acto de la memoria, solo puedo encontrar lo que tengo en mí. Se encuentra lo que se tiene. Por esto los viajeros, en los viajes encuentran a sus pares. Un traficante encuentra otro traficante, de pura casualidad; un tarotista, de pura casualidad en el aeropuerto conoce a otro tarotista; un cesante encuentra desempleo. Dime con quien andas…, lo que está a mi lado me refleja. Pero, ¿cómo se compatibiliza esto con la ley esotérica que dice que nadie es profeta en su tierra? Esa es materia para ti.
Si todo está aquí, el pasado no se encuentra ni atrás ni afuera. El pasado lo tenemos dentro y ahora. Lo mismo podemos decir del futuro: está aquí y dentro. Por lo tanto, como dicen los esotéricos, todo está en ti.

La analogía es un método inductivo, va de lo particular a lo general, de la parte, y las partes, al todo, de las experiencias a las leyes, de los efectos a las causas.
La analogía tiene mucho de estadístico y su fuerza argumentativa vale en función de la cantidad de hechos conocidos. Como todos los seres humanos, hasta ahora, han desencarnado, se supone que a los venideros les pasará lo mismo.
Los esotéricos, a la analogía pura y simple de la cantidad, le agregan la calidad. Esta es la gran diferencia.

Para llegar a un buen resultado usando la analogía hay que tener una muy buena experiencia. Si la experiencia es mala, el resultado será peor.
La analogía no es perfecta ni sus resultados son aceptados por todos, todo depende de la experiencia.
Así por ejemplo algunos autores han tratado de encontrar semejanzas entre los signos del zodiaco y las cartas del Tarot, pero el resultado no ha sido unánime, y está bien que así sea.
Por esto en la filosofía esotérica no pueden existir muchos dogmas. Con la analogía lo que se logra es compartir una experiencia, tratar de descubrir una verdad, pero partiendo de la base que quien busca es un perdido y quien ha llegado es sólo un maestro ascendido, ninguno de nosotros.

Hay todo un camino por recorrer, ese camino es individual, y hay un método que nos ayuda a compartir esa experiencia. Ese método es la analogía.

lunes, 21 de marzo de 2011

El Simbolismo del Número TRES

Número Tres. Primera figura, la línea en movimiento.

El Tres existe porque el Dos fracasó. La historia de los números es una secuencia. Siempre lógica. Se puede contar una historia o relatar un cuento, y si la imaginación te acompaña, una novela.
Un número viene después de otro porque es su natural desarrollo, su evolución, o un camino donde no queda otra.
Cada número es la continuación del otro. Al hablar de números, podemos usar la lógica de los números y buscar el significado de cada dígito en una ecuación que de ese resultado. Pero hay excepciones, el Uno no puede ir en ninguna ecuación, pues a ningún número se le puede sumar algo que no existe. A cualquier número, si le sumo la Totalidad, el resultado será la Totalidad. El Dos no puede ser Uno más Uno, pues entonces sería dos Unos, y eso no es Dos. El Uno es el Todo.
La otra excepción es sumar un número por sí mismo. El Cuatro no es Dos más Dos, al menos en numerología. Aunque algunos numerólogos plantean como posible y lógico la posibilidad de un número sumado a sí mismo sea la perfección de ese número; así el Seis, sería la perfección del Tres, el Cuatro la perfección del Dos.
Por lo tanto es incorrecto decir, Tres es la suma del Uno más el Dos. La primera ecuación es el Cinco. Se puede decir que los misterios del Cinco se encuentran encerrados en un combinado (cóctel) entre el Tres y el Dos.
Los números ¿Uno?, Dos, Tres y Cuatro son estudiados sin la ayuda ni el apoyo de otras cifras. En ellos hay una verdad base útil al estudio del resto de los números. La numerología encuentra sus cimientos en estos primeros números.
Al Dos, si fracasa, no le queda otra que ser Tres o morir. Como en el Dos no pudo lograr su objetivo, ser aceptado como humano, retrocede al animal y su lógica competitiva, o avanza mirando por el retrovisor. Como le respondieron mal y no quiere ser rencoroso, dice que aprendió la lección, seré como ustedes.
Por esto hay un sentimiento de soledad y desamparo. Siente que no hay apoyo, claro en el Dos no lo encontró, se siente traicionado. Pero como le queda algo de Dos, no se permite la rabia y la cambia por egoísmo. Así sólo se cuidará sí mismo y a los otros de su mismo sí mismo. Su ego es la mejor defensa.
Nadie cuidó al Dos, ahora de Tres, cada uno se cuida a sí mismo. El éxito esconde un desamparo. Desamparo es inadecuación. La vida es un espejismo, por eso peligrosa.
Al no resultar aceptado el Dos, cambia de estrategia: seré como los aceptados. Ya que el amor y el hacer favores se le volvió en contra, el Dos cambia e inicia un nuevo rumbo: la imitación. Seré como los aceptados. La Luna (2) toma la estrategia de Júpiter (3).
Buscar la aceptación por medio de la imitación es un error. La solución del traspié esta en entender la tercera ley del kibalión: La Ley de la Vibración. Todo lo que vibra está vivo, quien imita está muerto. Vibración es respirar. Vibración es darse cuenta de que estoy embarazado (Emperatriz). Los que no se dan cuenta de su embarazo, imitan. Los imitadores, sin querer queriendo, hacen y distribuyen imitación. (Moda, publicistas.)
El yoga es la gimnasia de este número.
Dicen que “el estilo es el hombre”. Mi estilo será la imitación mientras no conozca mi palpitar interno.
Nos diferenciamos por el grado de vibración de cada cual. Se aprende, se estudia, se prepara uno para la vida… Todo eso significa, cada día me conozco mejor, mejor y más mi estilo de vibración. La Ley de Vibración sirve para darnos cuenta que todo lápiz, bolígrafo, pincel, punzón tienen un solo nombre: estilográfica.
Sin estilo propio se vive de la imitación, no confundir con influencia. Sin estilo propio se vive en el infierno, pues manda la opinión ajena.
El número que ocupa el segundo lugar en la evolución se llama Tres y lo podríamos llamar: resultado, mutable, resolvedor, abandonador de la dualidad y sus limitaciones, nuevo punto de vista, ¿tercer ojo?, hijo, nueva dimensión, fecundación, etc. Acción, cambio, asociación, movimiento y función son sinónimos del tres. Por medio del Tres se crea una nueva unidad, la primera unidad.
Relacionar un correspondiente -el Dos- con el otro, supone abandonar alguna limitación, esto obliga un nuevo punto de vista. De ahí eso de tercer ojo, es un mirar que no deja fuera a ningún bando. El Tres es un punto de vista distinto, ve, mira la correspondencia, la realidad, la polaridad. Ve y mira al Dos desde lo alto, los puede unir, o mejor dicho, entender sin causar daño.
El Tres no elimina al Dos, participa de esas dos originalidades, las reconcilia, las vuelve compañeras. Gracias a la experiencia Tres entendemos que dualidad y unidad son polos equivalentes. El Tres relaciona de aquí y de allá y con ello crea una nueva unidad.
La tarea del tres o misión es crear unidad y no discordia, dar igualdad a lo desigual. Esto es una paradoja, por esto se habla de la Trinidad divina. Es crear algo nuevo, que siempre es igual, es decir, cosas diferentes que son iguales.
La verdad, casi la verdad, por ahora sólo la puede observar y comprender un ser tridimensional. Lo contrario de verdad es guerra santa, que tiene mucho de guerra y nada de santidad. En la guerra santa todos los bandos tienen la verdad. En la tridimensionalidad se observa la razón de los dos al cambiar el punto de vista. Por esto el triángulo es un símbolo de conocimiento. Por esto con el Tres se inicia un nuevo nacimiento, una fecundación, a partir de la cual surge una nueva dimensión.
Con el Tres surge algo nuevo, es una nueva manifestación de la totalidad. Con el Tres surge todo lo demás, sin el Tres no habría, con el Tres hay de todo, y lo que no está en el Tres, el Tres lo inventa. Si no puede inventar… lo imita.
El Tres reúne en sí todos los defectos y virtudes de Júpiter.
El Tres da vida, crea vida, crea nuevas unidades. La Ley del Tres es la ley natural y fundamental, de todos los mundos.
El Tres, la creación, la vida, es la acción entre las potencias que desean ser y las que se rebelan al ser, entre la fuerza de ir hacia, y la espera de absorber y proteger. Como producto de este afán nace el Tres: resultado redentor de la tirantez entre los opuestos, mecanismo estabilizador, equilibrante. Es un nuevo elemento fecundo, vida nueva. El espíritu que ha fecundado a la materia, padre-madre-hijo, el Tres es fuente y origen de todas las cosas existentes a través de sus componentes Sustancia-Forma-Movimiento.
Aunque universal, no por ello fácil, es muy difícil el Tres, pues todos vivimos en un mundo con una mentalidad primitiva de esto o lo otro, olvidándonos de la ley anterior. El olvido de la Correspondencia nos mantiene en un pensamiento contrario a la inclusión. Las tensiones no se resuelven dejando fuera algo, ni estando en esto sin aquello, pues al final en vez de pitos y flautas, tendremos rayos y centellas.
El Tres es el número del obrar activo, del porvenir y de las procreaciones.
En la experiencia Dos cuando me refiero a algo, no me refiero a su contrario ni a su correspondiente. Cuando digo “yo”, al mismo tiempo estoy diciendo “no-tú”. Los límites no son malos, simplemente definen. Por esto para entender al Tres hay que saber que existe lo colectivo, del cual somos parte. El Tres es la primera unidad de la realidad colectiva. No hay nada personal que no sea colectivo, ni nada colectivo que no sea personal.
Si el Dos es el Big bang, el Tres es el resultado de esa explosión, es el ¡plop!, ¡exijo una explicación! Es una sorpresa, es un: ¡¡¡no es lo que me había imaginado!!! Es un resultado que tiene vida propia en todo el sentido de la palabra. El Tres puede cambiar la dirección de las cosas, mantiene la vida.
El Dos no crea vida, es el material de la vida, pero no la crea. Explica y da la regla fundamenta, si la respetamos, viviremos, si no, la destrucción, o el milagro. Si seguimos vivos sin respetar la Ley de Correspondencia, es un milagro.
En cambio el Tres siempre nos lleva a algo nuevo, con todas las características de lo nuevo. El Tres con sus leyes es el principio creativo, sostiene la vida, la optimiza. Sin Tres no hay nada, sin Tres es la nada dentro del Todo. Sin Tres la vida sería un aborto.
La dualidad nos lleva a la destrucción. El Tres siempre nos lleva a lo nuevo, este es el principio de la creación.
El Tres forma la figura de tres líneas, el triángulo, la primera forma, primera figura, primer logro. Optimismo.
Las tríadas, triángulos, trinidades las encontramos en muchas culturas. Representan la influencia del espíritu sobre la materia, de lo activo sobre lo pasivo. El ternario es lo mínimo necesario para que algo exista. Cualquier unidad mínima debe tener un triángulo para engendrar vida: levante, cenit, poniente; espíritu, alma, cuerpo; bien, neutro, mal; alto, centro, bajo; pasado, presente, futuro; conservación, reproducción, espiritualización; intuición (moral), pensamiento (intelecto), instinto (animal), supraconsciencia, consciencia, inconsciencia. Quizá a Carlitos Marx le falto hablar de triléctica en vez de dialéctica.
Si no me equivoco, en todas las cosmogonías este concepto trinitario se encuentra presente y activo. El sufismo habla de la Ley del Tres expresamente, para ellos la Ley del Tres es un descubrimiento y la Ley del Siete una invención. Comparte este concepto con la astrología: fuerza activa, cardinal; fuerza receptiva o pasiva, fijo; fuerza resultante, conciliadora, neutralizante o resultado, mutable. En el Tao Te King leemos “El Tao engendra al Uno. El Uno engendra el Dos. El Dos engendra el Tres. El Tres engendra las diez mil cosas”. El hinduismo nos enseña de Brahma, el creador; Vishnú, mantenedor; y Shiva, destructor. Los católicos y cristianos hablan de las tres personas que son un solo Dios. Los masones usan el triángulo con el Ojo-que-todo-lo-ve.
Tribuno, tribuna, etc., el testigo, el cual está presente como un tercero. El que habla, o de donde se le habla, a los dos lados del Big-bang.
El Tres es un simple primer resultado, es lo mínimo y necesario, engendra la promesa de algo grande. Es sólo un primer paso para entender la totalidad, no es la totalidad. Quedarse en el Tres (en el ojo que todo lo ve, las tres personas y un Dios, cardinal a mutable, etc.) es una trampa. Su perfección la encontraremos en el Seis, la Ley de Causa y Efecto.
Por todo lo visto resulta natural que el triángulo sea un símbolo de conocimiento, simplemente cambia el punto de vista. La primera y más simple de las figuras geométricas es el primer conocimiento que nos llevara a la más complica y difícil de las formas. El Tres es el mínimo necesario para sostener una superficie. Una mesa de tres patas no cojea, pero su equilibrio no es sólido; una mesa de cuatro patas puede cojear, pero resiste mejor un terremoto. El Mago del tarot tiene delante de él una mesa con tres patas…
Del Tao se deduce: no hay primera sin segunda, ni segunda sin tercera. El mundo surge de los tres primeros números, que son dos. La ley del mundo -la ley del tres- está incluida en el triángulo.
Todo lo que existe, existe porque es. Todo lo que es, en todos los universos, pertenece a la Ley del tres. La Ley del tres forma parte de lo regular del mundo físico e imaginario. Todo lo que existe, existe, porque existe todo lo demás.
Todas las cosas son de a tres: toco madera, sentarse 3 veces cuando se ha olvidado algo, la tercera es la vencida, no hay segunda sin tercera, etc., y que no quiera contar hasta 3, es tonto y estéril.
¿Cómo existir, cómo ser, cómo estar? Si no sé de mí, si no sé nada de mí, tampoco sé donde estoy. Esto normalmente se llama vacío. Un ser vacío que no acepta su vacuidad, se llama vanidoso. La feria de las vanidades, es ese lugar lleno de gente vacía. Esa feria es el lugar donde se comparten vacuidades, imágenes, donde se vive de la opinión del otro y lo único personal es el rol dentro de la feria de vacíos. Por eso hay que cuidar mucho el rol, ser muy eficaz en ese papel. Los seres vacíos sufren de un delito raro: asesinato de imagen.
Los seres vacíos viven en el rol, en ellos se dan situaciones muy curiosas. Por ejemplo una mujer puede decir que tiene un hombre que es un mal marido y un buen padre.
Al conocer la vibración, conoceré mi realidad, que será objetiva. Al armonizar con la realidad obtendrá paz y la libertad para ser quien es según su vibración. Si no vivirá en discordia.
Si todo vibra, yo soy parte de lo que vibra. Esto me conecta con la ley anterior, la de la Correspondencia. Si no me doy cuenta de la vibración, veré todo separado, todo independiente, no veré ni el mal ni el bien que hago.
Todo ser que se identifique con su rol, no puede ver la vibración de otros, ni la propia. Esto lo hace vivir en una permanente confusión: ¿lo útil y eficiente es al mismo tiempo lo aceptado y aceptable? Es tan ridículo como pedirle a un policía, en nombre de la eficiencia, una meta de arrestos; o a un bombero de incendios una meta de siniestros resueltos.
Aceptarse es reconocer en cada cual su propia vibración, la no aceptación genera competencia y sólo se valora el resultado, esto es vibrar como animal. Asusta conocer la propia vibración.
La experiencia Tres, por lo genera, se le asocia a éxito y celebración, en los arcanos menores del tarot. Aquí está todo Júpiter.
En parte es acertada esa interpretación, desde el Tres los asuntos de la vida se ven muy brillantes y celebradores. Se siente que lo no logrado en la experiencia Dos, aquí rebalsa. Por esto es muy difícil dar un paso adelante para acercarse al Diez.
La numerología tántrica llama a este número diabólico o divino, es el conflicto entre Dios y César, es el conflicto entre nuestro ser limitado e ilimitado. Y ya sabemos que nada es del César. O lo que es lo mismo, actuamos según nuestra propia vibración, o la vibración de los otros. Esa vibración de los otros puede ser un egrégor, lo veremos en el Seis.
Diabólico o divino: elige que vibración quieres tener. La de la serpiente o la de tu luz. Las dos vibraciones ofrecen inmortalidad. Como nadie puede servir a dos señores, los que eligen servir a las dos vibraciones, en la experiencia Cuatro verán la polaridad como una línea, pues estarán en lo peor del Dos y no como un cuadrado, que es la cuadratura del círculo.
En la experiencia Tres, se pierde la conciencia entre nuestros mecanismos de defensa y lo valioso que ellos defienden. Al final nos quedamos con la identidad del mecanismo de defensa y eso es lo que somos. Por buscar la aceptación, somos correctos y esa corrección es un anzuelo, sólo se reconoce cuando se mordió.
Si cada uno logra reconocer su propia vibración, la puede regalar a quien quiera y lo desee, pues no se gasta y pide salir. Cuando imito, no vibro, por eso soy egoísta, sólo trabajo por dinero. Soy pobre y si creo en Dios, supersticioso.
Somos iguales en la medida que vibramos. Si no reconozco la vibración de otro, no lo veré humano, no viviente. Quien es cruel, no sabe de su vibración. Por esto es el número de la igualdad. Según vibramos es lo que somos, si vibro como humano, contagiaré humanidad; si vibro como animal, a lo más viviré en un zoológico, algo muy parecido a las ciudades actuales, con sus límites y murallas artificiales, pero no por artificiales humanas.
El número Tres nos invita a ser creativos, valientemente creativos, a ir un poco más allá de lo meramente correcto, nos invita a ir a lo divino, que traducido al idioma común significa: no imites a Dios, tu divinidad está en reconocer tu vibración, confía en ella, no en el Dios de la imitación, no en el Dios común, que tiene por nombre genérico serpiente, hoy se llama “mercado”, y los de la tele dicen “así es la tele”. La imitación crea los egrégores.
La desconfianza en la propia vibración, la imitación, nos hace vivir en el infierno creyendo que estamos en el cielo. El peor de los infiernos pues nos hace creer que este dolor es para el bien en otra vida.
Quien no sabe quien es, imita. El que imita, adula. Es imposible adular sin interés. Es algo muy deshonesto. Más vale vivir en el dolor que tener un dolor peor: el dolor del propio autoengaño. Indigno, pero que no se note, que nadie se de cuenta. “Que nadie se de cuenta” es la ventaja de la indignidad. Que parezca y que no se sepa que no parezco, y si alguien sabe que sólo parezco, que no lo comente o que yo no oiga ese comentario.
La vida del desgraciado, de ese sin gracia, es como los artistas que se deben a su público… y viven de la opinión o el aplauso, y todavía lo dicen, que vergüenza de seres humanos.
Todo imitador miente, para mentir tiene que fingir y la fingir es una deslealtad. Los males de Júpiter, te miente para que estés contento. Mientras no se de cuenta que vive en una mentira su vida será una inmoralidad supersticiosa.
Y traición. Para ser aceptado, tengo que traicionar. Si vivo de la opinión, no puedo tener amigos. Es la selva. Donde todos los animales pasan hambre.
Todo imitador desprecia al otro, como todo artista que vive del aplauso, desprecia a su público y se desprecia a sí mismo. ¿Cuánto falta para el resentimiento? Y la envidia. Por eso dicen, no muerdas la mano que te da de comer.
Al final quiere destruir a quien lo acepta. Como los artistas con sus exigencias o ese que quiere tener un millón de amigos y no saluda a nadie. Exigencias de cobros y vanidades. Dice, habla de mí, te esclavizo. Te esclavizo para sentirme importante, mis caprichos son para llamar tu atención.
La imitación obliga a no ser sincero, y esa esclavitud a la opinión, también obliga a vivir en el halago. Hasta que por un golpe de sinceridad, cuando se ha logrado lo deseado, en medio de una celebración dice: ya no tengo que lamer el culo a nadie. Llegó lamiendo culos y ahora se dedicará a joder a todos los que lo ayudaron. “Mejor enemigos que aduladores”, dicen por ahí.
Es muy difícil salir del Tres, dar el paso al Cuatro, pues el Tres es un canto de sirenas.
Por imitar es imposible ser sinceros. Es como una chica que use sostenes que aparenten lo deseado, nunca se los podrá sacar, y es todo lo que quisiera. Calienta el agua… y no se toma el té. Miente, todo mentiroso se sabe insignificante.
Somos, hoy por hoy, máquinas de imitación. Somos máquinas de emitir juicios que confundimos con opiniones. Son tantas las mentiras dadas a nosotros mismos que llegamos a creer que cada uno tiene su propia verdad. Para ser Tres hay se debe ser muy estoico, cínico y a la vez hedonista, pero no cirenaico.
Después de la experiencia Dos, se vio desnudo entre vestidos, sintió pudor. Siguió la moda. Moda es imitación, es otra desnudez, atraer, agradar, seducir, diferenciarse de los no aceptados, ser del grupo. Se vistió. Como vive de los otros, de la moda, no hay nada que lo distinga. Aunque se crea distinguido. Se desilusiona, sigue tanto la moda que pasa desapercibido.
El mayor deseo del Tres es ser macho alfa. No se la pudo para ser un humano con sus valores, renuncia a su humanidad para vivir en la selva de las apariencias.
Al imitar, no parece inferior. Anda tras la mentira exitosa. El Cuatro hará lo contrario.
Su creencia es dice, sólo merecen aceptación los exitosos, por esto se orienta a valores ajenos y confunde los criterios de valor. Se puede cambiar hasta de religión o equipo de fútbol.
Cualquiera que viva encaminando su vida según los valores de lo establecido, verá el mundo como el único y mejor lugar posible, por lo tanto no aportará nada y será un representante de lo dominante, un legitimador del abuso. Los que no aportan son un estorbo, pues se oponen a los aportes; cada aporte es un reconocimiento de una falla. En ellos reinará la confusión: no sabrán que valor es en mejor, dirán que es bueno lo que les conviene, no podrán distinguir entre su personalidad y la realidad. En resumen y como siempre, si no saben como vibran, ¿qué se puede esperar?
El único requisito para ser fiel a sí mismo, o mejor dicho, el primer requisito para la fidelidad, es conocer la vibración. En la vibración está la autenticidad y sinceridad.
Si sé como vibro, el rechazo no será un fracaso, hasta puede ser una manera heroica de vivir y ejemplar, pues no caerá en la trampa del éxito o la fama.
Los narcisos viven en la mentira. Miente y se miente, toda mentira esconde una insignificancia. Cada uno de sus éxitos esconde un dolor. Se llena de deseos que sólo esconden dolores. No se ha dado cuenta de algo fundamental, entre no desear y tener da lo mismo. Practican el más sutil de los pecados: la envidia. No sienten envidia, provocan envidia. (El que siente envidia es un enfermo, el que la provoca un criminal.) Desea ser envidiado, así se imaginará aceptado. Por eso no se conoce, ni sabe lo que quiere ni lo que desea. Desea ser deseado. Por lo tanto vive en una perpetua insatisfacción.
Cualquiera que tenga por meta y objetivo en su vida el éxito, por obligación deberá sacrificar sus principios. Pues entre realidad y apariencia la mujer del César es una puta como cualquier otra.
El éxito obliga a la prostitución. No se trata de vender el cuerpo, eso es lo de menos, pues siempre el cuerpo queda con el dueño, aunque en la imaginación del cliente. En cambio cuando vendes tu intimidad o tu alma, o tu inteligencia, o tu suerte en la vida, eso no se recupera jamás. Como no se recupera, y todos lo hacemos, vivimos en una prostitución aceptada, y la otra rechazada. De una se puede salir, de otra no, de una no te dejan entrar, de la otra no te dejan salir. Las putas que venden su intimidad por dinero en la tele, cuidan su negocio no dejando entrar a otros necesitados a ese giro, y no dejan salir a las otras putas de su ambiente, y por putas las condenan. Hay puteríos aceptados y otros rechazados. Putas todos.
Cuando un Tres aprenda de su vibración, podrá conjugar un triple verbo: conocimiento, opinión y apariencia. Para conocer los estados de la materia: espacio, tiempo y causalidad. El mundo biológico: mineral, vegetal y animal. El tiempo con pasado, presente y futuro. Mañana, tarde y moche. Los 3 colores básicos: rojo, azul y amarillo. La frase: sujeto, verbo y predicado. El drama: presentación, conflicto y resultado. Para partir: en sus puestos, listos y ya. Las partes del conocimiento teórico: tesis, antítesis y síntesis. Cabeza, tronco y extremidades. Oral, anal y sexual. Inclusión, confrontación y afecto. Pertenecer, jerarquía, equilibrio. Esto, lo otro y lo de más allá. Etc.

Próximos capítulos: La Luz del Tres. La Ley del Tres.

viernes, 4 de marzo de 2011

Estudio de astrología

Muchas veces para aprender astrología hay que avanzar retrocediendo: ir a segundo año y volver a primero al mismo tiempo.
Como sea, yo recomiendo empezar por el segundo año, aunque tú no lo hagas.
El aprendizaje astrológico se parece a la vida: cuando se acepta se aprende.
En el primer año se aprende, en el segundo se acepta.
Si por mí fuera, yo daría primero el segundo año y un par de años después, el primer año.

domingo, 13 de febrero de 2011

El Simbolismo del Número 2

Número Dos. El primero de todos.

En el principio fue el Big-bang, o el Ying-yang. Tenemos dos cerebros, que son uno solo. No podemos ver una figura sin su fondo. No podemos imaginar al Uno, nuestra conciencia no es capaz de aquello. Nuestra conciencia, nuestra inteligencia, sólo entiende algo si ese algo tiene contrario, aunque no lo tenga. Imaginamos un contrario para entender la totalidad.
Pitágoras hablaba de un sonido llamado “armonía de las esferas”. Pero nosotros decía, no podemos escuchar esa música, pues es continuo. Nuestro oído y cerebro sólo acepta un ruido por contraste con el silencio. Figura y fondo.
En el Tao se lee “el absoluto engendra al Uno, el Uno al Dos, y el Dos a todo lo demás”.
En los arcanos menores del tarot, el As -que no es el uno- es la carta que abarca y resume el significado del elemento, no es el inicio. El Dos es el primer paso de cada palo.
En el eneagrama por lo general se parte estudiándolo por el octavo, el quinto o el segundo eneatipo.
Yo no lo sé que hubo antes del Big-bang y creo que da lo mismo, pon ahí tu Creencia Favorita (CC.FF.) a Dios por ejemplo. El Dos, por tanto, es la primera manifestación de la CC.FF. Así, cada número es una manifestación del Todo, del Uno, cada número es una parte del Todo que nos ayuda a volver a Él. Todos los números son el camino para llegar al Todo, a la CC.FF. Cada ley, cada número es un manual de instrucciones para hacer la nueva tierra, el cielo de aquí abajo. No hay nada que no sea una manifestación de la CC.FF., como tampoco no hay nada que este fuera de la creación, no hay nada que este fuera de Saturno, no se puede sacar la mano fuera del universo.
Para algunos el Dos representa el círculo dividido por la mitad. El círculo es el Todo esperando manifestarse, el Dos es la manifestación del círculo. Esto puede llevar a un error: el Dos es la entrada al mundo de la polaridad, pero no es la polaridad -esa experiencia la representa el Cuatro-, el Dos es la entrada a la comprensión primera, la correspondencia. La ley del Dos es la Ley de la Correspondencia. Para poder experimentar la polaridad hay que conocer la correspondencia.
La polaridad nos ayuda a nombrar conocer, experimentar, a vivir. No podemos imaginar una vida sin polaridad. Pero eso no es el Dos. Aunque desde la experiencia Dos tengamos la ingenuidad -con toda razón- de andar buscando a la media naranja.
La práctica del Dos, la toma de conciencia que invita el Dos, es entender la Ley de la Correspondencia. Lo primero y necesario para vivir en armonía. Correspondencia, lo primero para entender la vida y de paso obtener sabiduría. Quien posea la sabiduría inicial que da la correspondencia puede alcanzar un alto grado de conciencia.
Si el Uno es incomprensible, la primera ley, la del Mentalismo, también resulta incomprensible si es lo primero que se estudia. La Ley del Mentalismo es la última, la décima, la que viene después de la experiencia Ocho y Nueve. Empezar diciendo que todo es mental, es una brutalidad. Un filósofo griego, discutía en plena plaza sobre la composición de la vida y nadie lo sacaba de su obstinación: “todo es mental, todo sucede en tu mente, nada sucede fuera de tu mente”. Era, lo que hoy llamaríamos, un idealista. Otro colega que no podía contra sus argumentos, pues eran sólidos y el hombre un buen orador, se dijo seguramente algo así como, la práctica es la mejor escuela y cogió un palo y se lo dio en la cabeza. El filósofo idealista lo increpó indignado. “Todo está en tu mente”, fue la respuesta del filósofo práctico. El obispo Berkeley tiene una anécdota similar.
La Ley de la Correspondencia nos dice “como es arriba es abajo”. Esto tiene una significación despiadada: en los dos mundos (en el yin y en el yang) habitan las mismas leyes, los mismos valores, los mismos miedos, puedo aplicar las leyes de un mundo en el otro, lo que necesito yo lo necesitas tú, lo que a mí me hago a ti te lo hago, nada para mí que no sea para ti, lo que le sucede a un cuerpo le sucede a otro, lo que pasa en mi conciencia se refleja en mi cuerpo, si alimento bien un cuerpo lo mismo debo hacerlo con todos, lo que pasa aquí pasa allá, soy lo que soy por lo que fui y seré lo que seré por lo que soy, dime con quien andas…, nos parecemos a Dios cuando descansamos, etcétera. No significa que si yo te amo tú me amas, significa que si yo amo, tú también lo puedes amar. Si yo siento algo por alguien, alguien debe sentir lo mismo por mí.
Este principio encierra una verdad, entre los diferentes planos donde se manifiesta la vida existe una concordancia o correspondencia que los unifica, es decir, ellos se entrelazan los unos con los otros formando un todo armónico. Es decir, todo lo que existe, existe, porque existe todo lo demás. En cada parte hay algo del todo: Big-bang. Estamos fabricados con los mismos fundamentos y materiales, todo lo que tengo yo lo tienes tú. Todo prójimo es tan verdadero y real como yo, pero no es idéntico, es semejante. Me transformo en ser humano compartiendo con otros seres humanos. Así se crean los afectos, entiendo que todo lo humano es social y que toda vida es un encuentro lo que no significa que sea una coincidencia.
¿Qué pasa con Dios y César? Los dos se rigen por la misma ley, no puede existir ahí contradicción ni diferencia. Dios y César sirven a los hombres y no se sirven de sus dirigidos. Pasa algo curioso, algunos individuos mal llamados humanos, creen y practican algo muy animal, depredarse unos a otros. Ellos no tienen religión, son supersticiosos. Todo es de Dios y nada es del César.
La Ley de la Correspondencia nos dice, lo que sucede en un polo sucede en el otro, lo que siente una clase social, lo siente su contraria, que por mucho que te alejes de tu otra parte, siempre la cargarás.
Llega a ser violento, es la primera ley, nadie la ejecuta y todos la recitamos. Si esta ley no se aplica, el resentimiento es un derecho aunque no un deber.
El fin último de esta ley es poder repetir con sabiduría y experiencia: “Nada humano me puede ser extraño”.
El planeta que tiene el número dos (en astrología) es la Luna. La Luna satisface la necesidad de seguridad emocional, la necesidad de pertenencia. Refugio y protección, amor. No nos amamos porque desconocemos, o no ponemos en práctica, esta ley. Dice la ley, existe una correspondencia armónica que unifica todas las formas de vida en todos los planos, en todas las dimensiones, en todos los cuerpos. Si desconocemos esta ley, seremos animalitos muy simpáticos, pero nada humanos, más bien seremos un virus, y como todo virus está condenado a su autodestrucción.
El número Dos es sinónimo de conciencia. Mi comportamiento es un reflejo de lo que pienso, siento y actúo. Por esto es la primera ley y el primer número, si no lo entiendo y no lo practico, seré como el Loco del tarot, un idiota. La Ley de la Correspondencia es el primer paso que contiene a todos los que vendrán, mi vida será el reflejo de este comienzo, el Big-bang sigue sonando. Mi escala de valores nace de la conciencia de “como es arriba es abajo”.
La conducta es el reflejo de la conciencia, la conciencia reflejo de nuestra inteligencia. La conciencia, lugar donde viven los valores y se reflexiona sobre el valor primero. Uno es lo que imagina que será, cada cual vive retratando y representado a su conciencia. Soy mi conducta y mi conducta es mi conciencia. Por esta razón muchos entrenadores del alma recomiendan vivir “como si…” Como si yo fuera un hombre despierto, como si yo fuera generoso, como si yo fuera un amante del prójimo, etcétera. Vive como te quieres sentir, vive como quieres ser. (No te preocupes del tener, será un representación del ser.)
Aplicando la ley de la correspondencia a estos principios, es fácil concluir que el presente es una correspondencia del pasado y el futuro será correspondiente a este presente. Viviré hoy como si ya fuera eso que quiero ser. Mi maestro me dijo: “Vive como si fueras un iluminado que encarnó para ayudar a otras personas a iluminarse”. Después de un momento de silencio sentenció: “Quieras o no quieras ese es tu destino y el de todos, es la obligación de todos iluminarnos”. Después de otro momento de silencio, yo hice una pregunta bien inteligente: “¿Cómo lo puedo distinguir del pensamiento mágico?” No me contestó, se fue. Pero yo sé la respuesta, hay que hacerlo sin que nadie se de cuenta. Mide la distancia de tu presente con tu expectativa final.
El Loco del tarot, como su nombre lo indica, no ha entendido nada de esta primera ley, por lo tanto es el generador de todo conflicto. El Loco no es malo, es sólo un gil sin gracia, un infeliz. El malo no conoce la ley, conoce la superstición. Un malo no lo es, es loco, no conoce ni quiere conocer la ley. El miedo al prójimo y su propio vacío pueden más que esta ley. Como no conoce la ley, colabora con la desdicha de otros. Ve la ley al revés, cree que la desdicha de otros le dará felicidad, tal como otros creen que la pobreza de otros les dará riqueza. Por no conocer la ley puede hacer muchas cosas en contra de otros por inseguridad.
Una de las tantas aplicaciones que tiene esta ley es “por sus frutos lo conocerás”, también “lo que al más pequeño le haces a mí me lo haces”, otrosí “si tengo para mí debe existir para todos”, y por esta ley entendemos eso de ir a buscar la oveja descarriada.
Esta ley, la correspondencia, nos pone en contacto con el método de conocimiento del esoterismo, la analogía.
Esto de las analogías y las correspondencias tiene sus trampas, permite justificaciones. Por ejemplo la ley del Talión, si el otro lo hace quiere decir que yo también puedo, da lo que quieres recibir, si lo tengo es porque me lo merezco, algo habrá hecho en la otra vida, ya las pagará. Como esta ley y este número reflejan nuestra conciencia… hasta la podemos usar para vivir fuera de la conciencia, para no hacer una tarea porque aburre.
Por ejemplo, algunos malviven la experiencia Dos cuando justifican lo que pasa en una dimensión suponiendo que es el reflejo de otra. Por ejemplo, si tengo dinero y los favores del destino, es porque me lo merezco. Nada que ver, si tienes dinero, sólo significa que tienes dinero. Si hay pobres y lo justificas diciendo que algo habrán hecho en la otra vida, es que no te quieres hacer cargo del dolor que te da la injusticia. Si un malo se muere en la cama, dices que ya lo pagará en la otra vida, mentira; eso tan sólo significa que no te has atrevido a manifestar tu opinión sobre la justicia. Si dices que nadie te quiere en esta vida por culpa de maleficios que te hacen en otros planos producto de la envida que tú despiertas, eso se llama no hacerse cargo de cómo enfrentas las relaciones. Si te ganas la lotería, no digas que te lo mereces, ni que ese dinero lo tendrás que pagar en la otra vida. Como es arriba es abajo es una ley, no una excusa. Vivimos bajo la ley del accidente.
Dos: todo tiene una correspondencia. No es la ley de causa y efecto, es la Ley de la Correspondencia. Una buena acción en este plano tendrá un buen resultado en otro. Tendrá un buen resultado, lo que no significa que el resultado sea el que yo elija.
Hay algunos que viven la experiencia Dos como la correspondencia antagónica. Esto es, si hay algo bueno por aquí, debe haber algo malo por allá. Es una superstición nacida de la búsqueda de la homeostasis.
No por querer el bien, llega el bien. Al vivir nos subimos a un tren en marcha, que no tiene los valores enseñados por los maestros, este no es el mundo de Dios. Esta ley es para crear el mundo de Dios en la vida cotidiana. Si estiro la ley puedo llegar a una conclusión difícil de aplicar: ser malo es un mecanismo de defensa, comportarse como un depredador, otro.
Si el mundo es como es, ¿cuál es y ha sido mi colaboración? Todo lo que sucede en la vida no es una casualidad ni una sincronía, lo que ocurre a diario no es algo “que tenía que pasar”. Todo pasa por algo, pero no todo lo que pasa tenía que pasar. La vida no llega, la hacemos; la vida no es un accidente kármico… Todo lo que resulta y registra la historia pareciera que lo vamos a buscar. La historia de la humanidad, hasta ahora, no es más que la no aplicación de esta primera ley con nombre de segunda. Vivimos como lo hacemos porque queremos sacar ventaja del otro, del prójimo.
El Dos es simple, la correspondencia es simple. Simplemente es “ama a tu prójimo como a ti mismo”. Prójimo es seguramente otro ser humano, pero, ¿qué es un ser humano? Lo raro es que las cosas simples no son fáciles.
El Dos se guía por la Ley de la Correspondencia. El Dos sabe que es parte (¿mitad?) de algo con el que está unido por un cordón invisible que no se puede cortar, sabe que hay otro igual, pero distinto, inseparables, que no puede haber uno sin el otro, y que entre los dos forman una totalidad, con ganas de ser Totalidad.
El Dos es el número del complementario, no del polar. Vivimos en un mundo polar, en que si vemos su complementariedad llegaremos a la totalidad en un santiamén. El Dos no representa al obrero o al dueño, representa a los dos. Entre ellos no hay diferencia ni debe haberlas. Cuando las dos partes se den cuenta de la complementariedad, llegarán a la Totalidad, el fin último de la vida. Si alguien limpia es porque otro ensució, cuando el que limpia sea el que mande, habremos dado el primer paso al cielo. Mientras tanto seguiremos en la lucha de clases diciendo que no existe, pero alimentándola. Yo alimento la lucha de clases, refuerzo la polaridad, me alejo de la totalidad, amo al Demonio, cuando privilegio un polo sobre otro, cuando digo que uno se merece más que el otro, o que mis privilegios son de origen divino. Es decir, no conozco o no he sabido aplicar la Ley de la Correspondencia.
En el fondo y la superficie Uno y Dos son las caras de una moneda. Una moneda vale cuando tiene dos distintas y las dos indican algo que es correspondiente. Uno y Dos son lo mismo. Una cara de la moneda se llama Uno y el otro lado se llama Uno también. Es como el enchufe, los dos se llaman igual, el adjetivo es lo que cambia. Cuando entendamos que yo soy una parte del enchufe y tú la otra, seremos felices y no nos dañaremos. Es que veremos la totalidad: la mitad de lo que soy te lo debo a ti. Si nací muy inteligente, es porque soy el reflejo de otros, y tengo que hacer lo que hace un inteligente, no hacer tonteras. Cuando me de cuenta que hago tonteras con mi inteligencia, empezaré a ser Dos.
Cuando el Dos entienda la correspondencia, felices podremos pasar al Tres. Será cuando yo me de cuenta como el mal que le causo a otro, o su dolor, me perjudica a mí tanto como al otro. Cuando yo me de cuenta que al abusar del otro el primer perjudicado soy yo, habremos entrado a la experiencia Dos de manera sana y podremos entrar a la Tres y llegar a la Diez, para partir de Cero. Y volver a ser Dos de manera luminosa, Once.
Si el Dos es lo primero y refleja mi nivel de conciencia, el Dos es el número más lejano al origen, porque está detrás y ya no volverá a donde partió, pero es el más cercano, es el que está más cerca, por distancia. El Dos está lejos en tiempo y cerca en espacio. La experiencia Dos la podríamos graficar como un niño y su padre, ese niño está muy lejos de ser padre y muy cerca del padre. Por lo tanto hay recuerdos y expectativas, mucha memoria aderezada con nostalgia y muchas confianzas sazonadas con esperanzas de grandes posibilidades. Ser Dos es ser niño.
¿De dónde viene el Dos, el niño? De dónde vinimos todos nosotros, de nuestra madre. ¿Cómo fue que llegamos aquí? Por un acto misterioso, milagroso, sagrado, se junto un óvulo con un espermio, y aquí estoy yo. Por qué se junto y cómo se juntaron esas dos células. No sé, cosas de la vida. Lo único que yo sé, y no es una creencia, es que esas dos células se juntaron en un acto de amor y placer. Puede que el resultado de mi ser sea producto de una violación, no había amor, pero al menos al violador le gustó lo que hizo. Por lo tanto en mí hay un 25% de placer, todos tenemos al menos un 25% de buena memoria.
Si como muchos, yo me quiero imaginar la mayoría de la sociedad, somos producto del amor y el placer, ¿qué es lo primero que esperamos encontrar al nacer? Amor y placer, naturalmente, añoro pertenecer a este lugar. Y, ¿qué encontramos?, tortura, necesaria para vivir, dicen los médicos, y falta de cariño, para comer tenemos que llorar. Cinco cosas necesitamos: atención, que nos miren; calor; contacto, que me toquen y abracen; protección, y alimento. Después con el tiempo a esto lo llamaremos amor.
Naturalmente lo que debe sentir un Dos, lo que todos debemos sentir cuando nacemos es orgullo, no jactancia. Es imposible no sentir orgullo de ser si me hicieron con amor y placer. Si soy producto del amor y el placer, lo mínimo es darlo a todos y buscar a quien darlo. Si estoy tan cerca de mi pasado (aquí pon tu CC.FF.) si estoy tan cerca de Dios, cómo no voy a sentir satisfacción de mí, y como voy a dudar de mi misión en la vida: dar amor y que todos me quieran, pues yo los quiero a todos, sin distinción. El Dos es cualquier cosa menos un ser solitario. Nazco para pertenecer.
Si me encuentro solo, lo único que puedo hacer es buscar la otra parte de mí, el otro lado de la medalla, mi complemento, lo que me corresponde y unifica, mi media naranja. Si digo media naranja, quizá me considero un ser mutilado. No soy sin lo que me falta. Pero al menos sé que soy la parte de algo, de algo muy importante, de algo que no puede ser más que importante. Por lo tanto sé lo que algo falta, soy conciente de mi ignorancia.
Si soy hijo del amor y el placer, es lo que buscaré en esta existencia. Nazco para amar, busco amor.
Como es un niño, no sabe quien es, pero sabe que es parte del todo. El Dos no sabe quien es, no tiene nombre que ponerse, desea ser alguien, pero para serlo necesita a otro. El Dos sabe que a esta vida se vino a amar, ser aceptado, pertenecer, añora el futuro. Imagina que es imposible no ser querido en este mundo de humanos.
Como todo niño, no sabe quien es, ni donde está. No sabe a quien pertenece, de donde es parte, no sabe cual es su pasaporte. Yo he visto niños, hijos de nana, que con dolor supieron que no pertenecían a los otros niños como él. Aprendieron en carne propia la ley de la polaridad mientras buscaban la ley de correspondencia, ojalá no la transformen en la ley de la venganza o talión.
Esta actitud de la experiencia primera, ser Dos, puede ser mal interpretada, se dice por algunos que en el tema Dos, nos podemos transformar en personas que sólo quieren y necesitan afecto y aprobación. ¿Y quién no? La experiencia Dos busca amor, es lo único que siente que tiene. Es un ser todavía no trasquilado, es una experiencia primera que busca compartir con otro lo que es y tiene. Si uno tiene amor, se siente orgulloso de eso. Claro que por ser tan joven, el amor que tiene un algo inmaduro. Pero la vida ya ha enseñado que ese sentimiento no madura, muere. Hay que amar cuando somos indocumentados e inocentes, después no se podrá, no tendremos cuerpo emocional de adultos. A los adultos que gobiernan el mundo se les olvidó sentir.
Este Dos puede amar tanto, que hasta se puede olvidar de sí mismo y sus necesidades; por la necesidad de pertenecer, hasta puede sacrificar el ser aceptado. La vida enseña que para ser sanamente generoso primero hay que sanamente egoísta. Pero el egoísmo sano no hay quien lo enseñe. La vida sólo enseña a ser malvado, los padres son todos muy jóvenes, los abuelos dan mal ejemplo y las religiones venden miedo. ¿En quién confiar? Si todos me quieren, significa que entre todos nos queremos. Esto puede ser una estrategia defensiva. No hay manera de darse cuenta del camino correcto.
Si el mundo fuera un Dos, (es lo que somos) seríamos felices. Estaríamos gobernados por el amor y el desinterés, por el servicio y la generosidad, quizá el altruismo también estaría presente. Para esto basta entender la Ley de Correspondencia. ¿Quién la puede enseñar? Un Acuario, una persona nacida bajo ese signo, o que elija ese signo como rector de su vida. La astrología es voluntaria.
El problema del Dos es fácil de imaginar. ¿Qué pasa si nadie me quiere? ¿Qué pasa si me encuentran indigno, no amable?
Una persona que está empezando, y todo se empieza en el Dos y el amor, ¿dónde lo aprendo, quién me lo enseña, en quién confiaré? Ya sé que todo lo que necesitas es amor pero, ¿qué es amor, cómo lo puedo experimentar? Lo que tú tienes, con lo que yo tengo, si se complementan, ¿eso se transforma en amor?
Si en la experiencia Dos no resolvemos estas preguntas, habrá un deterioro y se cumplirán las leyes de la paradoja y la ironía. Si huyo de lo que temo, lo encontraré; si amo para que me amen, nadie me querrá. Si enfrento mi miedo, nadie me quiere, todos me querrán. Si me las doy de amoroso y servicial, debo saber que la gracia de la vida está en que todo lo virtuoso de la vida es sin finalidad ni provecho. En el amor no puede existir finalidad ni provecho, sino es un negocio. El amor y los negocios no son temas complementarios. Amo con libertad, a quien amo lo dejo hacer lo que quiera, tanto lo amor que hasta me alegraré si ese otro decide no amarme. (Aunque parezca raro, el tema del amor no se encuentra en este número, está en el Seis.)
El Dos es el primer paso para transformarse en ser humano. Lo que nos hace humanos es la aceptación del otro, aprendemos a ser humanos estando con humanos. Somos lo que somos por imitación, somos seres culturales, no biológicos. Todo lo que aprendí lo heredé, hasta lo que hago en el baño bajo llave es cultural. Para ser, para definirme, necesito aprenderlo, no nacemos parados. El ser humano se forma en la correspondencia.
La Ley de la Correspondencia es la reciprocidad: me hago persona al humanizar, me vuelvo animal al bestializar, lo que me transforma en un virus. Cada uno da lo que tiene (lo que se tiene es lo que se heredó): si tengo una buena vida, la puedo contagiar, si me doy atención puedo atender a otros, si me amo puedo amar.
El Dos no es la salida del paraíso, es la entrada a la dualidad. Antes éramos uno con la madre, ahora somos dos. Entramos a la dualidad, tomamos conciencia, supimos del bien y el mal, de esto y lo otro, pitos y flautas. Para que no se transforme en rayos y centellas, debo aprender de la Ley de la Correspondencia.
En este mundo real, el rey no es Dios, es el Diablo, por no aplicar la Ley de Correspondencia. Tenemos a este rey por falta de inteligencia, tontera de todos, miedo generalizado de todos. Pues como entramos a vivir la polaridad, veníamos del uno con la madre, y en esta entrada a lo polar nos identificamos con la parte y no con el todo, con los rayos y despreciamos las centellas. Claro, pues todavía no hemos experimentado lo otro, busco eso otro que yo no soy, sin saber que también lo soy. Busco al generoso que hay en mí, sin saber que lo busca el egoísta, y cuando busco al egoísta que hay en mí, no lo puedo encontrar porque lo detesto, yo soy generoso.
Todavía no me he dado cuenta que entre Dios y el Diablo hay una intimidad llena de amor, juegan entre ellos, se hacen apuestas, se desafían. Lean a Job.
El Diablo es el príncipe del mundo, de la tierra, es el más genuino representante de la anti ley de la correspondencia: la competencia.
Como somos una especie en evolución, aun no somos auténticamente humanos, vamos a serlo. Las siete leyes y los nueve números nos ayudarán a llegar a la meta.
Al parecer somos una especie recién salida del bosque, con apenas un 3% de uso en nuestras capacidades intelectuales. Lo suficiente para sabernos inteligentes y para sentirnos superiores a otras especies, lo que nos da un aire de superioridad, siendo ese nuestro mayor defecto. Somos acomplejas e inteligentes, sino como se explica que no habiendo caminos de tierra el vehículo de moda sean los todo terreno. Pues para comprarse un auto grande hay que tener dinero, para tener dinero hay que ser inteligente, y para comprarse algo innecesario, hay que ser acomplejado. (Yo sé de qué hablo, tengo una moto monstruosa.) Es decir, estamos gobernados por el animal, el depredador. Usamos nuestra inteligencia para fortalecer el defecto.
Hablamos de la evolución mirando al animal, en cambio lo debiéramos hacer mirando a los Dioses. Pero como los Dioses son nuestro invento… Han venido muchos maestros a decirnos el cómo de la cuestión…
El tema del Dos es la ley ya dicha, y el tema de la ley es ¿cómo hacer para ser humanos?
Toda ley tiene su anti ley. La competencia, la anti ley, de la ley de Correspondencia.
La competencia busca y refuerza una evolución en la depredación. Es una estrategia exitosa entre los animales, pero no da estabilidad a la raza humana. Sólo genera desconfianza y robustece al depredador.
Todos los avances de la humanidad se lo debemos a la colaboración y la correspondencia. Todos los horrores de la historia tienen su origen en el miedo, lo que genera competencia.
La competencia niega la correspondencia, afirmándola. La Ley de la Correspondencia se da en la naturaleza, pero nosotros no somos naturaleza, somos cultura. La competencia la debemos transformar en colaboración.
Competir es negar al otro, dejarlo en la impotencia.
Por la Ley de Correspondencia, toda negación del otro es una autonegación. Si hay algo que no existe es la sana competencia, la competencia por definición, no puede ser sana. El que compite no vive ni existe para sí, vive para negar al otro. El competidor dejará de serlo cuando se de cuenta de su propia insignificancia, como el mentiroso, miente porque quiere parecer más de lo que es, al menos se sabe insípido.
Negamos al otro por miedo o vacío, lo que genera rabia. Sacar ventaja del prójimo no beneficia a nadie, ni al ventajista. El astuto oportunista no evoluciona y su seudo mejoramiento no favorece a la especie. No faltan las ideologías o religiones que justifican el miedo. Al justificar, refuerzan. Sólo un animal justifica la competencia.
La competencia nos hace olvidar lo único importante, somos seres sociales. Para no hacernos cargo de nuestra sociabilidad, cuestión muy difícil, competimos. Y toda competencia es anti social. Yo cambiaría el término competencia por emulación. (Todos los pequeños industriales que yo conozco tienen un deseo confesado: desean ser un monopolio.)
Es que… ser social… ¿Qué puedo esperar del otro? Yo sólo puedo esperar lo que soy capaz de dar. Es que… si el otro sigue siendo malo conmigo… Pones la otra mejilla hasta que el otro entienda que la maldad es su peor negocio. Es que… esto no lo practica nadie…
¿Cómo vivir mejor? ¿Cómo tener dinero (seguridad) sin perjudicar a otro?
Aplicando la ley de la correspondencia. Y que el resto de las leyes humanas nazcan de la Dos. Cuando lleguemos a ser humanos de verdad, no necesitaremos leyes, seremos personas bien nacidas. Mientras no se aplique la ley de la correspondencia, las leyes civiles reemplazarán la conciencia del virus. Respetar la ley es reforzar un abuso.
Un ser humano digno de su condición contagiará su buena vida, hará lo que le venga en ganas, no dañará, no abusará, colaborará, no verá a otro igual como una palanca para su progreso.
Un ser humano digno de su condición lo será cuando acepte al otro como un igual. Por lo tanto, la negación del otro, es un acto que se puede corregir, si se quiere.
Mientras tanto… Con un poco de comprensión, veremos que el mundo gira al revés.
Creemos que el Loco (del tarot) es una buena carta. Loco es el ser dividido, ingenuo y hasta ingenioso. Nos gusta tanto el Loco porque nos parecemos, estamos locos y muertos de miedo, lo que nos transforma en astutos, malos, enrollados, incumplidores de la palabra y un largo etcétera. Y como cualquier animal en peligro, mata.
El Loco es loco porque huye de lo que espera, por la ley de la ironía y la paradoja, es lo único que encuentra, de eso que huye.
Mientras no apliquemos la correspondencia, seguiremos loqueando, comprando miedo y con terror a la muerte.
Seguramente el primer paso a la ley de la correspondencia será asimilar algo espantoso: todo problema personal es un problema social, todo lo social es cultural. Todo problema cultural, personal y social es un problema ético. Maldad es tratar al otro como un enemigo. Cuando el que abusa se avergüence de su conducta… ese es el camino. Cuando yo me avergüence de mis abusos, o lo que es lo mismo, cuando me avergüence de mi pasado, estaré dando el primer paso.
Segundo paso, la vida no es la selva. En la selva todos los animales pasan hambre.
Tercer paso, somos todos semejantes y nadie idéntico. Por lo tanto esta permitido hacer cultura, en grupos o de forma individual. Dañar al otro no es cultura, abusar tampoco.

No hay que olvidar que la unidad es la materia básica donde descansa la polaridad. Si entendemos esto, podremos pasar al Tres, si lo entendemos muy bien, podemos pasar al Cuatro, saltándonos el Tres.

En un próximo capitulo La Luz del Dos.