6 - Apego
El apego es un salvavidas. Si el apego es de buena calidad no te sentirás un náufrago.
Te apegas a eso que no es tuyo y no quieres compartir.
Reconócete un sobreviviente. Si esa condición no te
avergüenza ni te duele, estás entre los desamparados que pisotean a otros y eso
los mantiene con la ropa seca, o tu religión permite el abuso, o tienes una
buena justificación, etc. Un buen apego aprecia la frase: Dios escribe en
reglones torcidos. Un buen apego, es tan bueno que puedes construir alrededor de
él una concepción del mundo, una ideología, una religión, un partido político,
un barrio para vivir.
Me apego, me amarro, a lo que considero mío, por
suerte, casualidad, merecimiento, por karma, vidas anteriores, porque Dios así
lo quiso, etc.
Todo apego es un demonio, un egregor y una
justificación No dejan ver la vida, ni vivirla. Me apego porque no sé en quien
confiar.
El apego es un buen bálsamo para los que vivimos en
la caverna de Platón. (Ver el casillero 2, Ilusión). Con el apego consolidamos
el delirio, las amarras, las cadenas… y no te das cuenta. El apego es vivir en
el engaño, en un delirio. Te deja atrapado en el sinsentido de la vida. Te hace
olvidar el propósito de la existencia.
Amarrarse a las amarras, a algo que no puedo soltar,
si lo suelto siento una amenaza vital. Los apegos te amarran al mundo de la
forma.
Los apegos no se producen por falta de valores. Son
consecuencia de la realidad que no
permite vivir esos valores. Los apegos dan seguridad, los valores nos ponen a
prueba. Los apegos son la manifestación de una división.
Cada apego es una falta de confianza en uno mismo, en
mis valores, en mi ser superior. Si creyeras en lo que dices creer, los apegos
serían un estorbo. Todo apego es una falta de confianza en algo. El instinto de
conservación es una falta de confianza en Dios.
Los apegos son una muestra de cobardía, de no
atreverse a ser, de no atreverse a vivir bajo las leyes naturales, las leyes
universales. Detrás de todo apego hay una represión.
Se producen porque no creo en lo que digo creer, no
creo en mis valores. Los creo en la mente, no en el corazón.
Muchas veces el apego surge de un maestro, una
doctrina, una comunidad, una cultura, de una experiencia. Aparece cuando creo
que atrapé una verdad.
Los apegos, no darse cuenta que vivimos en el flujo.
Los apegos, las ganas de controlar el río.
No necesito apego para ser, el apego es lo que no me
permite ser. Los apegos ciegan, encandilan.
Los apegos son cualquier bastón, cualquier impresión,
forma de ser, soy algo que me define, me da buena suerte, me hace ser como soy,
etc. Si tengo apego al sexo, ¿cómo miraré a las mujeres? Si soy político sólo
veré votantes.
Los apegos no dejan ver la realidad, me hacen ver lo
que a mí me conviene. Los apegos no dejan pasar el tiempo. (Algunos viejos nos
apegamos a la juventud).
Apego, temo que alguien deje de amarme. El apego
destruye la capacidad de amar. Ciegan. Rigidizan, es un gasto de energía.
Son un juguete ilusorio. ¿No estás harto de jugar a
lo que no existe?
Detrás de un apego hay un complejo. El apegado es un
acomplejado. El apegado no se atreve a estar solo, la muchedumbre de apegados
le da seguridad. Cuando impones tus creencias, tus apegos rebalsan tus miedos.
El pez por comer no ve el anzuelo.
Por esto es bueno hacer una pausa entre la intención
y la acción.
Lo que me hace único es la capacidad de elegir.
Ninguna atadura da lo que promete. Dar para que te
den, es un negocio, es un apego. Amar para que te amen, es otro negocio. Decir
la verdad para que no te mientan, es otro negocio. Ser bueno para que no sean
malos contigo, es una superstición. Rezar para irse al cielo es vivir en el
infierno.
El conocimiento surge cuando la
mente está libre de apegos: poderes secreto, logros, tentaciones, egoísmos.
Detrás de todo apego hay un
prejuicio, una conducta, un hábito, una creencia, un salvavidas. Detrás de todo
apego hay una idea que no se ha experimentado.
Desapego: ausencia de pasión o
deseo.
Desapego no es abandonar los
deberes, ni responsabilidades, ni vivir en una cueva, ni en un basural.
El héroe tiene desapego mental y
vive en este mundo.
¿Cuál es tu apego?
-Dios o el cielo. El dogma. La
doctrina.
-No caer en tentación o el mal.
-Apego a la vergüenza, timidez,
pedir limosna.
-Al resultado, al logro, a la meta. Al propósito.
-A la verdad. Mi forma de ver el mundo. Tu ideología.
-Tus vicios, conductas.
-Tus acumulaciones, mal de Diógenes.
-Al despertar, a la iluminación.
-A la vida.
-A una meditación.
-Se puede tener apego al desapego. Apego a la
rebeldía.
-Al honor, títulos, fama, riqueza, poder, ser visto,
jerarquías, nombre, nacionalidad, familia…
-A la patria, a la religión, a tu equipo de fútbol.
-La prisa es una señal de apego.
-Esposa, hijos, familia, profesión, moral, la ley.
-El mayor apego es a lo que me conviene.
-Al estar apegado me siento libre del dolor y de sus
amenazas.
¿Qué seguridad te da cada apego? ¿Qué superstición
esconde?
La muerte debe ser el mayor desapego, el apego es
aferrarse al instinto de conservación, no a las ganas de vivir.
No dejes tus apegos, hasta un ermitaño tiene apego a
su cantimplora, bastón, ropa, cuerpo… Cuando estés trabajando el cuarto chakra,
la autoobservación, te dirá si puedes soltar.
Ojo, todos estamos pegados a lo que reprimimos. Por
esto los célibes persiguen niños.
29 - Superstición.
La experiencia del casillero anterior, 28 Confianza,
me permite descubrir el papel que juego en la vida. Confianza es entregarse a
ser quien uno es. La confianza en uno mismo no da nada en especial, sólo elimina
lo innecesario: no me importa morir y los resultados de mis acciones no son el
norte de ellas. Quien viva en la confianza de su voz interior ya no tendrá
miedo a ganar o perder. Esto es vivir en el cuarto chakra.
La Superstición 29, es lo contrario de confianza y a
veces se le parece mucho. Yo vivo en la superstición cuando me alejo de mí, de
la fe y la moral que me rige la dicta la doctrina, el dogma, la cultura, la voz
externa, el rito vacío. (“La fe es saber porque moriré, el dogma es saber por
lo que mataré”). Esto es la locura, hay que volver a la casilla 6 y perder
muchas jugadas en el juego.
Superstición versus fe. Dogma versus fe. Rito vacío
versus naturalidad. Obsesionado de sí versus ser quien soy. A más superstición
menos confianza.
No escuchar la voz interior es ir contra las leyes de
la existencia. La vida quiere que yo sea quien soy. Si no me permito ser quien
soy es por el actuar de un apego.
Podríamos decir, los de nuestra especie se dividen en
dos grupos: los que estamos pegados en los primeros chakras, sólo nos interesa
sacar y sacar de la vida y los vivos, tomar y tomar en una especie de Mal de
Diógenes elegante, sirven para después ser servidos, tomar lo más posible
poniendo lo mínimo. El otro grupo los humanos, esos seres privilegiados que
buscan poner, y cuando ponen no es para sacar un pedazo más grande ni con ello
esperan un privilegio. Son las personas, los seres vivos del planeta.
Unos viven en la competencia, otros en la confianza.
Dos términos tan opuestos que no permite hacer con ellos ningún cóctel ni
imaginar una salsa como la mayonesa; quien tiene confianza en sí no puede
competir, quien vive en la superstición no puede colaborar y si lo hace es por culpa.
El supersticioso arruina su vida reprimiendo
tensiones y descargándolas de manera inadecuada. El supersticioso dice, mi
camino es el único verdadero, descubrí la verdad. (“El mal surgió cuando
alguien dijo: tengo la verdad”. Liliana Badoc “Los días del venado”).
En el cuarto chakra, sólo aquí, puedo captar el
rechazo que me doy a mí mismo. Al llegar al cuarto chakra descubro que mi
comportamiento ha sido el de un normópata, sigo el camino de la cultura, no
tengo camino propio y desconozco mi naturaleza, no tengo aporte a la
existencia, tan solo he servido para consolidar el infierno, sigo agarrado a un
vicio, tendré que volver a él.
El supersticioso no sabe de su dharma (ver casillero 19).
No sabe de sí, no confía en la vida. Elige sus trabajos buscando seguridad no
el desarrollo de su ser, o dharma.
Es necesario descubrir los beneficios de la
superstición o fe ciega. Lo mejor de esta casilla es la sensación de control y
eso produce un alivio. Lo que está bien para el primer chakra. Si el control me
alivia… la vida no puede ser agradable.
Otro beneficio de la superstición es con ella dejo de
ser una oveja negra y puedo ser eso tan cómodo: el incorregible que consolida
la matrix.
¿Cómo llegamos a ser supersticiosos? Por miedo al
castigo, por inseguridad, por vergüenza. Por no verme a mí en el otro, en ti.
Nos quedamos con un dato exitoso y lo extrapolamos a
todas nuestras conductas. Atribuimos los errores a causas externas. Perdí el
partido porque no jugué con la camiseta amarilla. (Falta de confianza)
Para sentir que tengo seguridad me imagino que
controlo. Me explico lo que no entiendo a través de algo que me convenga. Veo
conexiones donde no las hay, aunque “todo lo que existe, existe porque existe
todo lo demás”.
Cuando entienda que no hay nada superior al
cumplimiento de deber, podré volver al cuarto chakra. El deber del palto es dar
paltas, no limones; en los tres primeros chakras el deber es concebido por la
cultura y la costumbre, no por el ser. En las tres primeras hileras el comportamiento
se modifica al formar parte de una multitud, también pasa con el pensamiento.
En el área de sobrevivencia (los tres primeros
chakras) se premia la voluntad, a partir del cuarto chakra cada cual se exige
en disciplina. La fuerza de voluntad en el cuarto chakra es un acto de
superstición, un apego difícil de dejar, una inutilidad molesta, innecesaria.
Usar la voluntad para liberarse de un apego, es otra
forma de apego, de apego al desapego.
Los supersticiosos embalsaman, momifican, organizan
las organizaciones, idolatran la doctrina. Creen en Dios por ignorancia o para
irse al cielo. Creen haber alcanzado la verdad y su manifestación, esto los
obliga a obligar a creer.
Es un mecanismo de defensa en una hilera donde ya no
es necesario.
Dejarás de ser supersticioso y de enorgullecerte de
tu pensamiento mágico cuando descubras lo falso de tus creencias. Por esto
debes volver al casillero 6, los apegos.
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