domingo, 9 de febrero de 2014

LILAH. Casilleros 6 Apego con 29 Superstición.




6 - Apego



El apego es un salvavidas. Si el apego es de buena calidad no te sentirás un náufrago. Te apegas a eso que no es tuyo y no quieres compartir.
Reconócete un sobreviviente. Si esa condición no te avergüenza ni te duele, estás entre los desamparados que pisotean a otros y eso los mantiene con la ropa seca, o tu religión permite el abuso, o tienes una buena justificación, etc. Un buen apego aprecia la frase: Dios escribe en reglones torcidos. Un buen apego, es tan bueno que puedes construir alrededor de él una concepción del mundo, una ideología, una religión, un partido político, un barrio para vivir.
Me apego, me amarro, a lo que considero mío, por suerte, casualidad, merecimiento, por karma, vidas anteriores, porque Dios así lo quiso, etc.
Todo apego es un demonio, un egregor y una justificación No dejan ver la vida, ni vivirla. Me apego porque no sé en quien confiar.

El apego es un buen bálsamo para los que vivimos en la caverna de Platón. (Ver el casillero 2, Ilusión). Con el apego consolidamos el delirio, las amarras, las cadenas… y no te das cuenta. El apego es vivir en el engaño, en un delirio. Te deja atrapado en el sinsentido de la vida. Te hace olvidar el propósito de la existencia.
Amarrarse a las amarras, a algo que no puedo soltar, si lo suelto siento una amenaza vital. Los apegos te amarran al mundo de la forma.

Los apegos no se producen por falta de valores. Son consecuencia de la realidad que no permite vivir esos valores. Los apegos dan seguridad, los valores nos ponen a prueba. Los apegos son la manifestación de una división.
Cada apego es una falta de confianza en uno mismo, en mis valores, en mi ser superior. Si creyeras en lo que dices creer, los apegos serían un estorbo. Todo apego es una falta de confianza en algo. El instinto de conservación es una falta de confianza en Dios.
Los apegos son una muestra de cobardía, de no atreverse a ser, de no atreverse a vivir bajo las leyes naturales, las leyes universales. Detrás de todo apego hay una represión.
Se producen porque no creo en lo que digo creer, no creo en mis valores. Los creo en la mente, no en el corazón.

Muchas veces el apego surge de un maestro, una doctrina, una comunidad, una cultura, de una experiencia. Aparece cuando creo que atrapé una verdad.
Los apegos, no darse cuenta que vivimos en el flujo.
Los apegos, las ganas de controlar el río.
No necesito apego para ser, el apego es lo que no me permite ser. Los apegos ciegan, encandilan.

Los apegos son cualquier bastón, cualquier impresión, forma de ser, soy algo que me define, me da buena suerte, me hace ser como soy, etc. Si tengo apego al sexo, ¿cómo miraré a las mujeres? Si soy político sólo veré votantes.

Los apegos no dejan ver la realidad, me hacen ver lo que a mí me conviene. Los apegos no dejan pasar el tiempo. (Algunos viejos nos apegamos a la juventud).
Apego, temo que alguien deje de amarme. El apego destruye la capacidad de amar. Ciegan. Rigidizan, es un gasto de energía.
Son un juguete ilusorio. ¿No estás harto de jugar a lo que no existe?

Detrás de un apego hay un complejo. El apegado es un acomplejado. El apegado no se atreve a estar solo, la muchedumbre de apegados le da seguridad. Cuando impones tus creencias, tus apegos rebalsan tus miedos.

El pez por comer no ve el anzuelo.
Por esto es bueno hacer una pausa entre la intención y la acción.
Lo que me hace único es la capacidad de elegir.

Ninguna atadura da lo que promete. Dar para que te den, es un negocio, es un apego. Amar para que te amen, es otro negocio. Decir la verdad para que no te mientan, es otro negocio. Ser bueno para que no sean malos contigo, es una superstición. Rezar para irse al cielo es vivir en el infierno.

El conocimiento surge cuando la mente está libre de apegos: poderes secreto, logros, tentaciones, egoísmos.

Detrás de todo apego hay un prejuicio, una conducta, un hábito, una creencia, un salvavidas. Detrás de todo apego hay una idea que no se ha experimentado.

Desapego: ausencia de pasión o deseo.
Desapego no es abandonar los deberes, ni responsabilidades, ni vivir en una cueva, ni en un basural.
El héroe tiene desapego mental y vive en este mundo.

¿Cuál es tu apego?
-Dios o el cielo. El dogma. La doctrina.
-No caer en tentación o el mal.
-Apego a la vergüenza, timidez, pedir limosna.
-Al resultado, al logro, a la meta. Al propósito.
-A la verdad. Mi forma de ver el mundo. Tu ideología.
-Tus vicios, conductas.
-Tus acumulaciones, mal de Diógenes.
-Al despertar, a la iluminación.
-A la vida.
-A una meditación.
-Se puede tener apego al desapego. Apego a la rebeldía.
-Al honor, títulos, fama, riqueza, poder, ser visto, jerarquías, nombre, nacionalidad, familia…
-A la patria, a la religión, a tu equipo de fútbol.
-La prisa es una señal de apego.
-Esposa, hijos, familia, profesión, moral, la ley.
-El mayor apego es a lo que me conviene.
-Al estar apegado me siento libre del dolor y de sus amenazas.

¿Qué seguridad te da cada apego? ¿Qué superstición esconde?
La muerte debe ser el mayor desapego, el apego es aferrarse al instinto de conservación, no a las ganas de vivir.

No dejes tus apegos, hasta un ermitaño tiene apego a su cantimplora, bastón, ropa, cuerpo… Cuando estés trabajando el cuarto chakra, la autoobservación, te dirá si puedes soltar.

Ojo, todos estamos pegados a lo que reprimimos. Por esto los célibes persiguen niños.





29 - Superstición.



La experiencia del casillero anterior, 28 Confianza, me permite descubrir el papel que juego en la vida. Confianza es entregarse a ser quien uno es. La confianza en uno mismo no da nada en especial, sólo elimina lo innecesario: no me importa morir y los resultados de mis acciones no son el norte de ellas. Quien viva en la confianza de su voz interior ya no tendrá miedo a ganar o perder. Esto es vivir en el cuarto chakra.

La Superstición 29, es lo contrario de confianza y a veces se le parece mucho. Yo vivo en la superstición cuando me alejo de mí, de la fe y la moral que me rige la dicta la doctrina, el dogma, la cultura, la voz externa, el rito vacío. (“La fe es saber porque moriré, el dogma es saber por lo que mataré”). Esto es la locura, hay que volver a la casilla 6 y perder muchas jugadas en el juego.
Superstición versus fe. Dogma versus fe. Rito vacío versus naturalidad. Obsesionado de sí versus ser quien soy. A más superstición menos confianza.

No escuchar la voz interior es ir contra las leyes de la existencia. La vida quiere que yo sea quien soy. Si no me permito ser quien soy es por el actuar de un apego.

Podríamos decir, los de nuestra especie se dividen en dos grupos: los que estamos pegados en los primeros chakras, sólo nos interesa sacar y sacar de la vida y los vivos, tomar y tomar en una especie de Mal de Diógenes elegante, sirven para después ser servidos, tomar lo más posible poniendo lo mínimo. El otro grupo los humanos, esos seres privilegiados que buscan poner, y cuando ponen no es para sacar un pedazo más grande ni con ello esperan un privilegio. Son las personas, los seres vivos del planeta.
Unos viven en la competencia, otros en la confianza. Dos términos tan opuestos que no permite hacer con ellos ningún cóctel ni imaginar una salsa como la mayonesa; quien tiene confianza en sí no puede competir, quien vive en la superstición no puede colaborar y si lo hace es por culpa.

El supersticioso arruina su vida reprimiendo tensiones y descargándolas de manera inadecuada. El supersticioso dice, mi camino es el único verdadero, descubrí la verdad. (“El mal surgió cuando alguien dijo: tengo la verdad”. Liliana Badoc “Los días del venado”).

En el cuarto chakra, sólo aquí, puedo captar el rechazo que me doy a mí mismo. Al llegar al cuarto chakra descubro que mi comportamiento ha sido el de un normópata, sigo el camino de la cultura, no tengo camino propio y desconozco mi naturaleza, no tengo aporte a la existencia, tan solo he servido para consolidar el infierno, sigo agarrado a un vicio, tendré que volver a él.

El supersticioso no sabe de su dharma (ver casillero 19). No sabe de sí, no confía en la vida. Elige sus trabajos buscando seguridad no el desarrollo de su ser, o dharma.

Es necesario descubrir los beneficios de la superstición o fe ciega. Lo mejor de esta casilla es la sensación de control y eso produce un alivio. Lo que está bien para el primer chakra. Si el control me alivia… la vida no puede ser agradable.
Otro beneficio de la superstición es con ella dejo de ser una oveja negra y puedo ser eso tan cómodo: el incorregible que consolida la matrix.

¿Cómo llegamos a ser supersticiosos? Por miedo al castigo, por inseguridad, por vergüenza. Por no verme a mí en el otro, en ti.
Nos quedamos con un dato exitoso y lo extrapolamos a todas nuestras conductas. Atribuimos los errores a causas externas. Perdí el partido porque no jugué con la camiseta amarilla. (Falta de confianza)
Para sentir que tengo seguridad me imagino que controlo. Me explico lo que no entiendo a través de algo que me convenga. Veo conexiones donde no las hay, aunque “todo lo que existe, existe porque existe todo lo demás”.

Cuando entienda que no hay nada superior al cumplimiento de deber, podré volver al cuarto chakra. El deber del palto es dar paltas, no limones; en los tres primeros chakras el deber es concebido por la cultura y la costumbre, no por el ser. En las tres primeras hileras el comportamiento se modifica al formar parte de una multitud, también pasa con el pensamiento.
En el área de sobrevivencia (los tres primeros chakras) se premia la voluntad, a partir del cuarto chakra cada cual se exige en disciplina. La fuerza de voluntad en el cuarto chakra es un acto de superstición, un apego difícil de dejar, una inutilidad molesta, innecesaria.
Usar la voluntad para liberarse de un apego, es otra forma de apego, de apego al desapego.

Los supersticiosos embalsaman, momifican, organizan las organizaciones, idolatran la doctrina. Creen en Dios por ignorancia o para irse al cielo. Creen haber alcanzado la verdad y su manifestación, esto los obliga a obligar a creer.

Es un mecanismo de defensa en una hilera donde ya no es necesario.
Dejarás de ser supersticioso y de enorgullecerte de tu pensamiento mágico cuando descubras lo falso de tus creencias. Por esto debes volver al casillero 6, los apegos.

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