domingo, 16 de noviembre de 2008

NO EXISTE EL ESTO SIN LO OTRO


Daniela Apara

La relación entre “sanador” y sujeto que necesita “ser sanado”, o bien entre astrólogo y cliente es tan fundamental como aquella entre hombre y mujer, padre e hijo etc. Es una relación arquetípica en el sentido de arquetipo: “forma inherente y potencial de comportamiento humano”.

Ciertos arquetipos poseen 2 polos, su situación básica contiene la polaridad, pero no es fácil para la psique humana soportar la tensión de las polaridades. El ego ama la claridad y trata siempre de erradicar la ambivalencia interior. Esa situación puede acarrear una división de los polos del arquetipo, aunque un arquetipo escindido trata siempre de recuperar su polaridad original.

El mito de Quirón es un buen ejemplo de esto, pues Quirón reúne en sí el arquetipo del sanador, arquetipo que presenta la polaridad “sanador-herido”.

Los médicos, por ejemplo, se interesan por la polaridad enfermedad-salud. Generalmente las personas que trabajan ayudando se sienten atraídos por la polaridad terapeuta-paciente. Por desgracia no todos los sujetos (astrólogos) pueden mantener y experimentar de modo continuo los 2 extremos de la polaridad, ahí el arquetipo de Quirón como sanador herido se divide. Por ejemplo los médicos quedan constelados sólo en la polaridad de salud viendo en sus pacientes solo enfermedad, como también los terapeutas olvidan su propio dolor.

Un ejemplo del sanador herido no dividido sería el medico del siglo XIX, aquel sujeto que iba a las casas a curar a la familia, ocultando su dolor en el alcohol.

Así el arquetipo de Quirón nos recuerda la doble polaridad que se encuentra en todas estas profesiones, ya sea salud-enfermedad, consciencia-inconsciencia, normalidad-patología, etc.

Tanto el médico ávido de poder, como el astrólogo charlatán, olvidan que el verdadero sanador es aquél que constela en sí mismo las 2 polaridades de Quirón, para sólo luego tratarlas en otro sujeto. Es por eso que cuando alguien que constela el sanador-herido olvida una de esas polaridades (casi siempre la propia herida) lo que aparece es el poder.

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